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ALOCADOS

  |   Editorial

El ejercicio profesional es un camino complejo y apasionante a la vez. Un gurú americano pronostica que los directivos del próximo milenio (es muy largo eso de un milenio) serán poco racionales y muy alocados, atrevidos y compulsivos. Parece que el mercado lo requiere y, si lo dice el mercado, todos firmes.

 

Ahora que habíamos conseguido entender algo de este mundo empresarial que nos rodea, no nos va a servir de mucho. Emprendedores extravagantes y organizaciones alocadas. No sé si será así pero me temo que desde América se exagera un poco para vender un poco más. Es bueno escuchar a Peters, pero no olvidemos colocarlo en su contexto de vendedor de libros, videos y demás consumibles empresariales de usar y tirar. Son frases, fórmulas mágicas que le ayudan a vender y, en ocasiones esconde la profundidad de los planteamientos directivos que, sin lugar a dudas, encierra. Admiro a los teóricos por aquello que decía el psicólogo Kurt Lewin: “no hay nada más práctico que una buena teoría”, pero temo que nos confundan con excesivas acuñaciones de siglas y frases comerciales. Vivimos en la cultura del titular. No leemos los artículos, nos quedamos con los destacados y los titulares efectistas. Todos tenemos un poco de culpa y la televisión más. Nos educan para escuchar, en pocos minutos, todo un mundo de sucesos que, además pierden actualidad en pocas horas.

 

Escuché el otro día como decían: “Yo lo coloco, y ella lo quita…” al momento cambiaron el tono y ritmo de las palabras: “Yo loco, loco y ella loquita…” y me quedé pensando si en este mundo empresarial donde acuñamos soluciones magistrales cada día, estamos confundidos por el tono o el ritmo de quien nos habla, o nos escribe, o nos dirige…

 

Luego me puse a escribir esta columna. Me tranquilicé pensando que a pesar de todo, seguimos siendo dueños de nuestra propia locura y, si queremos huir de reflexiones aceleradas, podemos abrir las páginas de la revista, pensar en las palabras pausadas de los que ella, seguro, sin deseo de confundir, sin deseo de vender, con perfil poco alocado, pero lleno de futuro.